Un cable submarino unirá
Estados Unidos y Cuba
Una empresa de Miami instalará bajo el mar una conexión de fibra óptica, que permitirá eliminar el uso de transmisiones satelitales entre la isla y el continente
Una empresa de comunicaciones de Miami instalará un cable submarino de fibra óptica para unir a Estados Unidos y Cuba, que "será el primero de su clase", confirmó la compañía.
La empresa TeleCuba dijo que cuenta con la autorización del Gobierno de Estados Unidos, y que el servicio de cable comenzará a funcionar a partir de 2011. No obstante, aún no tiene una confirmación por parte del Departamento del Tesoro estadounidense.El tendido del cable, de unos 177 kilómetros, tendrá un coste aproximado de unos 18 millones de dólares, según Luis Coello, presidente de la compañía.
"Será mucho más que un simple cable comercial", dijo por su parte Virginia Hoffman, directiva de la compañía. A su vez, indicó que TeleCuba proporcionará servicio de nódulos científicos a lo largo del cable para uso de universidades y agencias de meteorología.
La empresa de telecomunicaciones, que lleva trabajando en el proyecto desde hace diez años, confía en que el uso del cable logre eliminar la necesidad de emplear satélites de comunicaciones entre Estados Unidos y Cuba. Esta infraestructura planeada, a su vez, permitirá un despliegue de nuevo productos de telecomunicación y servicios, tales como Internet de alta velocidad y televisión por cable.
Una vista de la bahía de La Habana, Cuba. Una empresa de Miami realizará la instalación de un cable submarino de fibra ópticaFoto: AP
TeleCuba fue fundada en 1995 en Miami por Coello, y cuenta actualmente con una base de clientes de unos 120.000 cubanoamericanos en el sur de Florida, según la compañía.
La empresa utilizará para la instalación de su cable de fibra óptica una ruta de tendido ya trazada por uno de cobre en la década de 1950 entre Cayo Hueso, extremo sur de Florida, y Cojímar, al este de La Habana.
No obstante, la empresa todavía no recibió la autorización del Gobierno cubano para su instalación
Una empresa de comunicaciones de Miami instalará un cable submarino de fibra óptica para unir a Estados Unidos y Cuba, que "será el primero de su clase", confirmó la compañía.
La empresa TeleCuba dijo que cuenta con la autorización del Gobierno de Estados Unidos, y que el servicio de cable comenzará a funcionar a partir de 2011. No obstante, aún no tiene una confirmación por parte del Departamento del Tesoro estadounidense.El tendido del cable, de unos 177 kilómetros, tendrá un coste aproximado de unos 18 millones de dólares, según Luis Coello, presidente de la compañía.
"Será mucho más que un simple cable comercial", dijo por su parte Virginia Hoffman, directiva de la compañía. A su vez, indicó que TeleCuba proporcionará servicio de nódulos científicos a lo largo del cable para uso de universidades y agencias de meteorología.
La empresa de telecomunicaciones, que lleva trabajando en el proyecto desde hace diez años, confía en que el uso del cable logre eliminar la necesidad de emplear satélites de comunicaciones entre Estados Unidos y Cuba. Esta infraestructura planeada, a su vez, permitirá un despliegue de nuevo productos de telecomunicación y servicios, tales como Internet de alta velocidad y televisión por cable.
Una vista de la bahía de La Habana, Cuba. Una empresa de Miami realizará la instalación de un cable submarino de fibra ópticaFoto: AP
TeleCuba fue fundada en 1995 en Miami por Coello, y cuenta actualmente con una base de clientes de unos 120.000 cubanoamericanos en el sur de Florida, según la compañía.
La empresa utilizará para la instalación de su cable de fibra óptica una ruta de tendido ya trazada por uno de cobre en la década de 1950 entre Cayo Hueso, extremo sur de Florida, y Cojímar, al este de La Habana.
No obstante, la empresa todavía no recibió la autorización del Gobierno cubano para su instalación
QUIEN ENTIENDE ESTE NEGOCIO:
Inside Telecom
Apertura del mercado de telecomunicaciones cubano generará más competencia para Cantv
Irrepetible mano tendidaAyude a un cubano, páguele la cuenta del teléfono móvil, de Internet o de la TV por satélite. Ayude a la isla, sáquela de 50 años de oscuridad. Las últimas medidas del presidente Obama sobre Cuba (liberalización de viajes, remesas) contienen un apéndice que ha recibido poca prensa. El levantamiento unilateral de las prohibiciones a las empresas de telecomunicaciones de EEUU de vender, operar, asesorar al gobierno cubano, o simplemente enviar directamente tráfico telefónico y de datos, ha despertado el apetito adormilado de las grandes corporaciones que ven en ese mercado de 11,5 millones de habitantes (3,7% de penetración móvil, televisión única), una oportunidad para extender sus coberturas. Pero la intención del gobierno estadounidense (revelada por asesores directos del presidente Obama, como Daniel Restrepo, antiguo funcionario del Comité de Seguridad Nacional de EEUU), no se centra en una pretendida labor humanitaria que se traduciría en permitirle al pueblo cubano conectarse libremente con el mundo exterior, sino en una estrategia que va muchísimo más allá. El libre flujo de información en español, que comporta navegación abierta en la web y sintonía de cientos de canales de televisión que sólo pueden ser vistos hoy en condiciones de severa clandestinidad y con el volumen casi en cero, son considerados por la Casa Blanca como elementos estratégicos de suma importancia para potenciar y acelerar el clima de apertura que el nuevo (¿?) gobierno de Raúl Castro está adelantando, pero a pasos de quelonio centenario. Ello es, corroer el sistema político a dos bandas, sin que abiertamente se proclame intención de derrocar y suplantar al sistema. Mientras el hermano Raúl abre las exclusas muy lentamente, EEUU, con esta carambola, trata de abrir el chorro lo más rápido y potente posible. A la estructura política actual (aún después de la reorganización) se le hará muy difícil recoger el agua informativa derramada y expandida. Entrar al sistema El embargo a Cuba, una política cuyo fracaso no era percibido sino por pequeños grupos radicales del anticastrismo asentado en Miami (además del ex presidente Bush), ciertamente resultó en el aislamiento comunicacional, hecho que se unió a la pobreza e improductividad que han caracterizado al sistema político cubano desde su inserción en 1962, fecha en que Fidel Castro asume el socialismo duro y soviético como presunto maná libertario de su pueblo. Desde el mandato del presidente JF Kennedy (década del 60) a las empresas de telecomunicaciones se les prohibió conectarse y comerciar con Cuba. Los esfuerzos por mantener algún tipo de actividad en ese territorio tenían que hacerse bajo acuerdos de tráfico y de ventas de equipos con operadoras y proveedores no estadounidenses, lo cual encarecía aún más los servicios y enojaba a los gobernantes de ambos lados del estrecho de Florida. Analistas internacionales ven este paso como oportunidad única e irrepetible de abrir a Cuba a la influencia de Estados Unidos. Pero la retórica convierte el fondo en lemas como: "Todos aquellos que abrazan los valores democráticos básicos, desean desde hace mucho tiempo que Cuba respete los derechos humanos, políticos y económicos de sus ciuda- danos". Pero Restrepo, que esta semana ofreció una rueda de prensa hablada totalmente en español (inusual en la Casa Blanca), deja las proclamas a un lado y habla claro: "Este es un paso para tender la mano al pueblo cubano, en apoyo a su deseo de determinar su propio futuro". En las narices de Chávez Una tercera arista extiende la carambola hasta las mismas narices del presidente Chávez. La eventual instalación de redes de empresas estadounidenses, y de otras latitudes que seguramente querrán competir, amenazaría directamente la posición dominante que tiene la estatal Cantv en la infraestructura de telecomunicaciones cubana. El ALBA es el tinglado utilizado para adelantar proyectos de telecomunicaciones que involucran a Cuba, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, bajo la dirección y, financiamiento del gobierno venezolano. Ello se expresa en el cable submarino Venezuela-Cuba. También en la creación de empresas estatales de telefonía móvil en cada uno de esos países, vista a conformar un holding móvil. El satélite Venesat-1 también ha sido puesto a la orden del gobierno cubano. Tropeles en caminoLa nueva política autoriza a las telcos para establecer enlaces satelitales y de fibra óptica, firmar acuerdos de roaming con el único proveedor de telefonía móvil Cubacel y a los radiodifusores dirigir sus programaciones de TV hacia Cuba: Por ahora no se incluye la posibilidad de prestar servicios internos. Además, los residentes en EEUU podrán enviar una variedad de dispositivos, incluyendo terminales, computadores, software y receptores de TV. Como parte del cambio en cuanto a remesas, desde EEUU (y quizá desde cualquier otro país) se podrá activar y pagar servicios de telecom en Cuba, cuando los servicios estén disponibles. "Eso sería subversión remota, diría algún vástago talibán endógeno del cretáceo", dice un empresario venezolano con sede en Houston. Pero el punto de vista comercial (capitalista) dice otra cosa. En la revista Scientific American la llaman la Nueva Meca de las Telecom, aunque ningún operador de peso se haya manifestado sobre políticas inmediatas a emprender. Una vez abierta una hendija, la presión por entrar podría resultar en un tropel como el que alguna vez el ministro Giordani pronosticó para Venezuela: "A los inversores vamos a tener que quitárnoslos a sombrerazos". Pero operadores peregrinos como el analista Chris King (Stifel Nicolaus Telecom Equity Research) señalan: "Ciertamente Cuba podría ser vista como un mercado muy atractivo para los carriers. Entre los nombres que me vienen a la mente como jugadores potenciales, estarían América Móvil, Digicel, Millicom, Verizon, AT&T y Sprint Nextel, entre otros". La consultora Signals Telecom amplía la lista de candidatos a desafiar a los operadores de EEUU en caso de efectiva liberalización del mercado: América Móvil/Telmex (México), Cantv (Venezuela), Millicom (Luxemburgo), Oi (Brasil) y Telefónica (España). King menciona a Digicel, la operadora irlandesa con gran presencia en el Caribe y operador dominante en Jamaica, que ya solicitó participación accionaria en el cable submarino. Pero no a Telefónica, que ha manifestado su intención de adquirir la parte accionaria (17%) que posee Telecom Italia en el operador Etecsa. Signals añade a Cantv, como si ya no estuviera en cuerpo y flete. El desarrollo de esos planes dependerá de la voluntad de Raúl Castro, que incluye atajar las presiones del gobierno venezolano, cuyo mecenazgo en telecomunicaciones se vería competido.
Irrepetible mano tendidaAyude a un cubano, páguele la cuenta del teléfono móvil, de Internet o de la TV por satélite. Ayude a la isla, sáquela de 50 años de oscuridad. Las últimas medidas del presidente Obama sobre Cuba (liberalización de viajes, remesas) contienen un apéndice que ha recibido poca prensa. El levantamiento unilateral de las prohibiciones a las empresas de telecomunicaciones de EEUU de vender, operar, asesorar al gobierno cubano, o simplemente enviar directamente tráfico telefónico y de datos, ha despertado el apetito adormilado de las grandes corporaciones que ven en ese mercado de 11,5 millones de habitantes (3,7% de penetración móvil, televisión única), una oportunidad para extender sus coberturas. Pero la intención del gobierno estadounidense (revelada por asesores directos del presidente Obama, como Daniel Restrepo, antiguo funcionario del Comité de Seguridad Nacional de EEUU), no se centra en una pretendida labor humanitaria que se traduciría en permitirle al pueblo cubano conectarse libremente con el mundo exterior, sino en una estrategia que va muchísimo más allá. El libre flujo de información en español, que comporta navegación abierta en la web y sintonía de cientos de canales de televisión que sólo pueden ser vistos hoy en condiciones de severa clandestinidad y con el volumen casi en cero, son considerados por la Casa Blanca como elementos estratégicos de suma importancia para potenciar y acelerar el clima de apertura que el nuevo (¿?) gobierno de Raúl Castro está adelantando, pero a pasos de quelonio centenario. Ello es, corroer el sistema político a dos bandas, sin que abiertamente se proclame intención de derrocar y suplantar al sistema. Mientras el hermano Raúl abre las exclusas muy lentamente, EEUU, con esta carambola, trata de abrir el chorro lo más rápido y potente posible. A la estructura política actual (aún después de la reorganización) se le hará muy difícil recoger el agua informativa derramada y expandida. Entrar al sistema El embargo a Cuba, una política cuyo fracaso no era percibido sino por pequeños grupos radicales del anticastrismo asentado en Miami (además del ex presidente Bush), ciertamente resultó en el aislamiento comunicacional, hecho que se unió a la pobreza e improductividad que han caracterizado al sistema político cubano desde su inserción en 1962, fecha en que Fidel Castro asume el socialismo duro y soviético como presunto maná libertario de su pueblo. Desde el mandato del presidente JF Kennedy (década del 60) a las empresas de telecomunicaciones se les prohibió conectarse y comerciar con Cuba. Los esfuerzos por mantener algún tipo de actividad en ese territorio tenían que hacerse bajo acuerdos de tráfico y de ventas de equipos con operadoras y proveedores no estadounidenses, lo cual encarecía aún más los servicios y enojaba a los gobernantes de ambos lados del estrecho de Florida. Analistas internacionales ven este paso como oportunidad única e irrepetible de abrir a Cuba a la influencia de Estados Unidos. Pero la retórica convierte el fondo en lemas como: "Todos aquellos que abrazan los valores democráticos básicos, desean desde hace mucho tiempo que Cuba respete los derechos humanos, políticos y económicos de sus ciuda- danos". Pero Restrepo, que esta semana ofreció una rueda de prensa hablada totalmente en español (inusual en la Casa Blanca), deja las proclamas a un lado y habla claro: "Este es un paso para tender la mano al pueblo cubano, en apoyo a su deseo de determinar su propio futuro". En las narices de Chávez Una tercera arista extiende la carambola hasta las mismas narices del presidente Chávez. La eventual instalación de redes de empresas estadounidenses, y de otras latitudes que seguramente querrán competir, amenazaría directamente la posición dominante que tiene la estatal Cantv en la infraestructura de telecomunicaciones cubana. El ALBA es el tinglado utilizado para adelantar proyectos de telecomunicaciones que involucran a Cuba, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, bajo la dirección y, financiamiento del gobierno venezolano. Ello se expresa en el cable submarino Venezuela-Cuba. También en la creación de empresas estatales de telefonía móvil en cada uno de esos países, vista a conformar un holding móvil. El satélite Venesat-1 también ha sido puesto a la orden del gobierno cubano. Tropeles en caminoLa nueva política autoriza a las telcos para establecer enlaces satelitales y de fibra óptica, firmar acuerdos de roaming con el único proveedor de telefonía móvil Cubacel y a los radiodifusores dirigir sus programaciones de TV hacia Cuba: Por ahora no se incluye la posibilidad de prestar servicios internos. Además, los residentes en EEUU podrán enviar una variedad de dispositivos, incluyendo terminales, computadores, software y receptores de TV. Como parte del cambio en cuanto a remesas, desde EEUU (y quizá desde cualquier otro país) se podrá activar y pagar servicios de telecom en Cuba, cuando los servicios estén disponibles. "Eso sería subversión remota, diría algún vástago talibán endógeno del cretáceo", dice un empresario venezolano con sede en Houston. Pero el punto de vista comercial (capitalista) dice otra cosa. En la revista Scientific American la llaman la Nueva Meca de las Telecom, aunque ningún operador de peso se haya manifestado sobre políticas inmediatas a emprender. Una vez abierta una hendija, la presión por entrar podría resultar en un tropel como el que alguna vez el ministro Giordani pronosticó para Venezuela: "A los inversores vamos a tener que quitárnoslos a sombrerazos". Pero operadores peregrinos como el analista Chris King (Stifel Nicolaus Telecom Equity Research) señalan: "Ciertamente Cuba podría ser vista como un mercado muy atractivo para los carriers. Entre los nombres que me vienen a la mente como jugadores potenciales, estarían América Móvil, Digicel, Millicom, Verizon, AT&T y Sprint Nextel, entre otros". La consultora Signals Telecom amplía la lista de candidatos a desafiar a los operadores de EEUU en caso de efectiva liberalización del mercado: América Móvil/Telmex (México), Cantv (Venezuela), Millicom (Luxemburgo), Oi (Brasil) y Telefónica (España). King menciona a Digicel, la operadora irlandesa con gran presencia en el Caribe y operador dominante en Jamaica, que ya solicitó participación accionaria en el cable submarino. Pero no a Telefónica, que ha manifestado su intención de adquirir la parte accionaria (17%) que posee Telecom Italia en el operador Etecsa. Signals añade a Cantv, como si ya no estuviera en cuerpo y flete. El desarrollo de esos planes dependerá de la voluntad de Raúl Castro, que incluye atajar las presiones del gobierno venezolano, cuyo mecenazgo en telecomunicaciones se vería competido.
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