By CARLOS ALBERTO MONTANER
Madrid -- Tiempo pasado. ``The New York Times'' reveló recientemente que, en los años ochenta, Fidel Castro volvió a solicitarle a Moscú la destrucción de Estados Unidos con un ataque nuclear preventivo. Ya lo había hecho en 1962, durante la Crisis de los Misiles, y dos décadas más tarde volvía a las andadas. ¡Ah, si él hubiera tenido armas nucleares otro gallo cantaría! Para el ``máximo líder'', acabar con Estados Unidos ha sido una pasión intensa, recurrente y, por ahora, inútil.
La historia, divulgada por el Pentágono, se supo por medio de un informe confidencial del general soviético Andrian A. Danilevich, oficial del Estado Mayor de la URSS y persona encargada de explicarle al belicoso comandante algo bastante obvio: la catástrofe afectaría a todo el planeta, y muy especialmente a Cuba, que sería barrida del mapa y de la historia, como una especie de moderna Atlántida.
Tiempo presente. El presidente Obama, junto a los gobernantes Gordon Brown de Inglaterra y Nicolás Sarkozy de Francia, anunciaron hace apenas unos días que los servicios de inteligencia de Occidente habían descubierto en Irán una segunda planta procesadora de uranio enriquecido, hasta entonces secreta. Por sus características, sólo podía tener un destino: la fabricación de armas nucleares. Los iraníes lo admitieron a regañadientes, pero aseguraron que el objetivo final era la generación de energía.
Poco antes de las declaraciones de Obama, el fiscal general de Manhattan, Robert Morgenthau, viajó a Washington a denunciar públicamente la complicidad de Hugo Chávez con el gobierno de Irán, incluida la colaboración entre Caracas y Teherán en materia de energía nuclear. Se sabe que Venezuela cuenta con una vasta reserva de uranio en el estado de Bolívar y se ha denunciado la exportación clandestina de ese mineral con destino a Teherán en unos vuelos semisecretos que semanalmente transitan entre las dos capitales con escala en Siria. Los israelíes, legítimamente preocupados, confirmaron este trasiego.
Con esos datos en la mano, los analistas políticos y militares más experimentados han llegado a una espeluznante conclusión: presumiblemente, el uranio utilizado en la planta secreta iraní procede de Venezuela, pero no parece ser una simple transacción económica entre un país que vende uranio y otro que lo compra. Los acuerdos secretos entre Chávez y Ahmadineyad constituyen un verdadero joint-venture encaminado al desarrollo de armas nucleares para los arsenales de ambos países. Sólo así se explican los continuos viajes, esfuerzos y desvelos de Hugo Chávez. El objetivo venezolano no es vender uranio, sino convertirse en un poder nuclear.
Como ha contado persuasivamente el ex embajador norteamericano Roger Noriega, existe un acuerdo del 13 de noviembre de 2008 firmado en Caracas entre los dos gobiernos. Mientras Venezuela entrega el uranio, adquiere material electrónico para la fabricación de misiles teledirigidos que los iraníes no pueden comprar por el embargo impuesto por la ONU, y proporciona la red financiera internacional para camuflar el rastro económico, Irán aporta el conocimiento técnico y la elaboración final del proyecto. Son dos socios empeñados en convertirse en potencias atómicas.
¿Por qué Hugo Chávez ha dado un paso tan peligroso?
• Para intimidar a sus vecinos hasta la sumisión total. Por ejemplo, a Colombia, que ya no podrá defenderse de la ayuda chavista a las narcoguerrillas.
• Para tener frente a Washington lo que el general De Gaulle, en la década de los sesenta, cuando Francia fabricó su propio arsenal nuclear, definía como una ``fuerza de disuasión''.
• Para continuar con su proyecto de conquista en el hemisferio dentro de una amplia e inescrupulosa familia política en la que cualquier gobierno es aceptable, siempre que sea antioccidental.
¿De dónde surge esta peligrosa estrategia? Vuelvo al principio del artículo: de la cabeza de Fidel Castro.
l anciano dictador lleva medio siglo lamentando que Cuba no hubiera podido desarrollar armas nucleares, primero, porque la URSS no se lo permitió a ninguno de sus satélites; y luego, porque la isla carecía de recursos económicos, aunque contaba con el talento científico, comenzando por su propio hijo, el físico nuclear Fidel Castro Díaz-Balart. Por eso, el consejo más persistente que Fidel le ha dado a su discípulo Chávez ha sido ése: ``hazte de un arsenal nuclear, como tenía Moscú, lo que te hará invulnerable y temido''. Chávez le está haciendo caso. Fidel lo convenció de que la subsistencia del socialismo del siglo XXI depende de que Venezuela disponga de armamento nuclear.
La historia, divulgada por el Pentágono, se supo por medio de un informe confidencial del general soviético Andrian A. Danilevich, oficial del Estado Mayor de la URSS y persona encargada de explicarle al belicoso comandante algo bastante obvio: la catástrofe afectaría a todo el planeta, y muy especialmente a Cuba, que sería barrida del mapa y de la historia, como una especie de moderna Atlántida.
Tiempo presente. El presidente Obama, junto a los gobernantes Gordon Brown de Inglaterra y Nicolás Sarkozy de Francia, anunciaron hace apenas unos días que los servicios de inteligencia de Occidente habían descubierto en Irán una segunda planta procesadora de uranio enriquecido, hasta entonces secreta. Por sus características, sólo podía tener un destino: la fabricación de armas nucleares. Los iraníes lo admitieron a regañadientes, pero aseguraron que el objetivo final era la generación de energía.
Poco antes de las declaraciones de Obama, el fiscal general de Manhattan, Robert Morgenthau, viajó a Washington a denunciar públicamente la complicidad de Hugo Chávez con el gobierno de Irán, incluida la colaboración entre Caracas y Teherán en materia de energía nuclear. Se sabe que Venezuela cuenta con una vasta reserva de uranio en el estado de Bolívar y se ha denunciado la exportación clandestina de ese mineral con destino a Teherán en unos vuelos semisecretos que semanalmente transitan entre las dos capitales con escala en Siria. Los israelíes, legítimamente preocupados, confirmaron este trasiego.
Con esos datos en la mano, los analistas políticos y militares más experimentados han llegado a una espeluznante conclusión: presumiblemente, el uranio utilizado en la planta secreta iraní procede de Venezuela, pero no parece ser una simple transacción económica entre un país que vende uranio y otro que lo compra. Los acuerdos secretos entre Chávez y Ahmadineyad constituyen un verdadero joint-venture encaminado al desarrollo de armas nucleares para los arsenales de ambos países. Sólo así se explican los continuos viajes, esfuerzos y desvelos de Hugo Chávez. El objetivo venezolano no es vender uranio, sino convertirse en un poder nuclear.
Como ha contado persuasivamente el ex embajador norteamericano Roger Noriega, existe un acuerdo del 13 de noviembre de 2008 firmado en Caracas entre los dos gobiernos. Mientras Venezuela entrega el uranio, adquiere material electrónico para la fabricación de misiles teledirigidos que los iraníes no pueden comprar por el embargo impuesto por la ONU, y proporciona la red financiera internacional para camuflar el rastro económico, Irán aporta el conocimiento técnico y la elaboración final del proyecto. Son dos socios empeñados en convertirse en potencias atómicas.
¿Por qué Hugo Chávez ha dado un paso tan peligroso?
• Para intimidar a sus vecinos hasta la sumisión total. Por ejemplo, a Colombia, que ya no podrá defenderse de la ayuda chavista a las narcoguerrillas.
• Para tener frente a Washington lo que el general De Gaulle, en la década de los sesenta, cuando Francia fabricó su propio arsenal nuclear, definía como una ``fuerza de disuasión''.
• Para continuar con su proyecto de conquista en el hemisferio dentro de una amplia e inescrupulosa familia política en la que cualquier gobierno es aceptable, siempre que sea antioccidental.
¿De dónde surge esta peligrosa estrategia? Vuelvo al principio del artículo: de la cabeza de Fidel Castro.
l anciano dictador lleva medio siglo lamentando que Cuba no hubiera podido desarrollar armas nucleares, primero, porque la URSS no se lo permitió a ninguno de sus satélites; y luego, porque la isla carecía de recursos económicos, aunque contaba con el talento científico, comenzando por su propio hijo, el físico nuclear Fidel Castro Díaz-Balart. Por eso, el consejo más persistente que Fidel le ha dado a su discípulo Chávez ha sido ése: ``hazte de un arsenal nuclear, como tenía Moscú, lo que te hará invulnerable y temido''. Chávez le está haciendo caso. Fidel lo convenció de que la subsistencia del socialismo del siglo XXI depende de que Venezuela disponga de armamento nuclear.
Ese razonamiento también puede llevarlos a la tumba.
Cuba-Irán y el desarrollo nuclear
Por Manuel Cereijo
Por Manuel Cereijo
Existen cuatro clasificaciones de uranio, de acuerdo con su pureza y aplicación. El uranio natural, o uranio 238 a un 99.3 %. El uranio de enriquecimiento bajo, es aquel que contiene el isótopo uranio 235 en una concentración entre 0.7% y 20%, que es el que usan la mayoría de los reactores comerciales.
El uranio altamente enriquecido es aquel que contiene el isótopo uranio 235 en una concentración mayor de un 20%. Este uranio es utilizado en reactores de investigación, en reactores para propulsión naval, y en armas nucleares. Por último, el uranio conocido como uranio degradado, vacío, que ya no tiene aplicación.
El enriquecimiento de uranio es un proceso crítico para transformar uranio natural en uranio para ser usado como combustible nuclear o como arma nuclear. El proceso, en esencia, consiste en aumentar la concentración del uranio 235 mientras se disminuye la concentración del uranio 238. Un paso primordial para el enriquecimiento del uranio, conlleva el uso de cilindros refinados especiales de aluminio, parte esencial de las centrífugas para enriquecer uranio natural.
Debido a regulaciones internacionales, a Irán le está prohibido comprar cilindros de aluminio en el mercado mundial. Irán tampoco cuenta con las facilidades para su fabricación. Pero Cuba si las tiene. Cuba tiene una fábrica de gran capacidad, Planta Mecánica, situada al noroeste de Santa Clara.
Esta fábrica, creada en 1964, es una de las pocas fábricas que el gobierno cubano ha mantenido con la última tecnología, con maquinarias de control numérico, ya que ahí se fabrican equipos básicos para la industria biotecnológica cubana, como fermentadores y centrífugas. Esta fábrica tiene la tecnología, los equipos, y la materia prima para la fabricación de estos cilindros especiales de aluminio.
Desde comienzos de la década de 1980, Cuba intensificó la búsqueda y explotación de minas de uranio. El objetivo, según dio a conocer el gobierno cubano, era la utilización de materiales radioactivos para su industria nuclear. El Departamento de Materiales Básicos, DMBA. Se encontró un yacimiento importante en la zona Noroccidental de Pinar del Río, llamada Hierro-Mantua.
Ya en la década de los 1990s, Cuba había producido uranio 308, conocido como yellow cake o kake amarillo. Este uranio se obtiene a través de un proceso inicial de oxidación después de ser extraído. Cuba tiene desde finales de los 1980s dos reactores nucleares de investigación, de baja potencia, el principal se encuentra en el Centro de Investigaciones Nucleares, CIN, de Pedro Pi, al Suroeste de La Habana. Este reactor puede convertir uranio 238 en uranio 235 o plutonio 239, componentes primarios básicos de una bomba atómica como las lanzadas en el Japon.
Cuba también ha avanzado notablemente en el campo de la nanotecnología, estableciendo convenios con India e Irán en este campo. A principios del 2001, una delegación cubana visitó el famoso Centro Jawaharial Nehru para Investigaciones Científicas Avanzadas. El Centro ha reconocido el avance extraordinario de Cuba en esta ciencia. La nanotecnología es muy importante para la industria nuclear y la biotecnológica.
En febrero del 2002 el Ministro iraní de Ciencias, Investigaciones, y Tecnología, Motafa Mo’in se reunió con la Ministro cubana de las mismas ramas, donde firmaron acuerdos de cooperación entre los dos países en las ramas de biotecnología, nanotecnología, y cibernética.
Estos son hechos reales, y muy preocupantes, para la seguridad nacional de los Estados Unidos.
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