CUBA LA ISLA DE CORCHO -
por el Excelentisimo Embajador Luis Machado
Un hombre integro,un procer de la patria, abogado prestigioso y Embajador Plenipotenciario de la Republica de Cuba en los Estados Unidos durante el Gobierno Autentico de Carlos Prio
Socarras.
Así titulaba su libro, publicado en 1927. El Dr. Luis Machado, que venía a complementar el que escribió cinco años antes, donde analizaba los efectos de la Enmienda Platt en el desarrollo de la de Cuba.
“Isla de corcho” es una frase muy acertada, pues refleja como ninguna la condición de la nación cubana, que pese a todas sus desgracias sigue a flote, al menos aparentemente, como el corcho sobre las aguas.
La obra de Luis Machado no se ha comentado lo suficiente, ni su nombre se ha difundido lo bastante. Bien merece conocerse esta valiosa figura, que al decir de Luis Botifoll en el prólogo a la edición facsimilar impresa por Ediciones Cubanas en 2002, “hizo sus estudios en el Candler Collage, fundado por la Iglesia Metodista, hasta graduarse de bachiller en 1916. Allí no sólo venció esa etapa académica, sino que se formó su personalidad con todos sus valores morales y espirituales. Nunca se desligó del colegio ni de sus rectores, siempre se le tuvo como parte muy fundamental de la institución. Una especie de consejero del director del plantel”.
Botifoll ofrece, en este prólogo, detalles de la labor jurídica e internacional de Luis Machado. Es impresionante la carrera de este hombre, tan poco divulgada y tan fecunda y positiva. “Ocupó – dice Botifoll – las más prestigiosas tribunas de la capital. Con el correr de los años preside la Asociación de Jóvenes Cristianos (YMCA), el Club Rotario de La Habana, el Club Rotario de Cuba, el Rotary Internacional, la Comisión Nacional de Turismo, la Asociación Nacional de Industriales Cubanos, el Miramar Yatch Club, etc. En 1950 el Presidente Carlos Prio Socarrás lo nombra Embajador en Washington, y cuando el General Batista lo ratifica en el cargo, decidió no seguir en el mismo porque no aceptaba los hechos del 10 de marzo de 1952”.
En el libro que comentamos Cuba, la isla de corcho, el autor señala que la Isla de Cuba, según la opinión de hombres de ciencia, en tres ocasiones ha sido tragada por el mar en épocas prehistóricas, y en todas ellas surgió de nuevo a la superficie.
¨Quizás – añade -- a esas sucesivas inmersiones y resurgimientos, con sus inevitables consecuencias en todos los órdenes, inclusive el psicológico, se deba esa despreocupación tan característica del temperamento criollo y esa profunda convicción colectiva de que nadie ni nada, ni los cataclismos geológicos de la naturaleza, ni los errores y disparates de nuestros políticos, ni el egoísmo y la miopía de nuestros comerciantes pueden acabar con esta tierra prodigiosa a quien tan acertada y gráficamente se ha denominado la Isla de Corcho del Caribe¨.
El Dr. Machado expone en estas páginas el supuesto cuadro de una hecatombe universal, en la que sólo la isla de Cuba queda a flote. Y va describiendo detalladamente los recursos con que cuentan sus habitantes para superar su aislamiento y sobrevivir. El autor cree – creía – que si los cubanos se pusieran a trabajar con arreglo a un plan debidamente concebido y con los recursos que la naturaleza ha otorgado a Cuba. Poco a poco alcanzarían un nivel de vida aceptable.
Es interesante leer lo que dijo el autor de este libro, en 1927, y contrastarlo con lo que actualmente ocurre en Cuba. Creo que el Dr. Machado no pudo imaginarse que contrariamente a lo que afirma en uno de sus párrafos, la hecatombe si llegó a producirse, pero fue en Cuba, y no en el resto del mundo. Lo que se ha hundido, verdaderamente, es la isla de Cuba.
El libro termina con “algunas reglas de sentido común”, que según el autor deben observarse para . Evitar “el pavoroso problema de que la gente pueda morirse hambre en el país más fértil del planeta y de que el pueblo no tenga trabajo en la tierra donde todo está todavía por hacer”.
Los planteamientos que hace el Dr.Machado en este libro no son aplicables a Cuba en la hora actual. El habla de un país donde rige un estado de derecho, y hay un gobierno elegido por el pueblo, y donde existe la propiedad privada y se celebran elecciones periódicas. Sus consejos son válidos para una república que funciona en libertad, no para un régimen de horca y cuchillo, donde manda una gavilla de delincuentes, sin otro calificativo que el de tiranía brutal y despiadada.
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