Gobierno cubano reabre viejas fábricas
abandonadas para reducir importaciones
CHICHRRITAS, CHICHARRONES MARIQUITAS Y.... PAPITAS FRITAS
La solucion de los problemas nacionales esta en la libertad y el respeto a los derechos del ser humano. No solamente en comer galletas saladas en Santiago de Cuba y "pasteles", a ver cuando en Cuba se podra comer el "Sandwich Cubano", sin tenerlo que traer desde el "Ayestaran" de la calle 8 y la 27 Ave. en Miami.
LA HABANA
El Gobierno cubano está reabriendo viejas fábricas abandonadas para reanimar la producción de la isla y reducir las importaciones, en vista de la aguda falta de liquidez que padece, informaron hoy medios oficiales.
El diario Granma, portavoz del gobernante Partido Comunista, destaca, por ejemplo, la reanudación de la producción de la línea de galletas saladas de la Empresa de Pastas y Caramelos de Santiago de Cuba, paralizada por casi una década.
''La línea detuvo sus operaciones hace nueve años por el envejecimiento tecnológico de sus máquinas, roturas y problemas con la materia prima'', explica el periódico en primera plana, y agrega que los trabajadores y entidades estatales se esforzaron en los últimos meses para "rescatar esa producción''.
El vicepresidente del Consejo de Ministros y titular de Economía y Planificación, Marino Murillo, presidió el pasado fin de semana un acto en la ciudad oriental de Santiago con el que se reabrió oficialmente esa línea de producción de galletas saladas.
Según Granma, en esa misma población se "rescató'' recientemente una fábrica de pasteles "que estuvo cerrada durante 23 años''.
Para reabrir otras industrias abandonadas, la mayoría con vetusta maquinaria de la era soviética, el Gobierno que preside el general Raúl Castro ha recurrido a inversiones extranjeras en algunas áreas, informaron a Efe fuentes empresariales.
Cuba padece una falta de liquidez por las pérdidas que causaron tres huracanes en 2008, la crisis internacional, el bloqueo comercial y financiero estadounidense, la caída de las exportaciones, el aumento del costo de las importaciones y la ineficacia de su sistema productivo, entre otros factores.
LA HABANA
El Gobierno cubano está reabriendo viejas fábricas abandonadas para reanimar la producción de la isla y reducir las importaciones, en vista de la aguda falta de liquidez que padece, informaron hoy medios oficiales.
El diario Granma, portavoz del gobernante Partido Comunista, destaca, por ejemplo, la reanudación de la producción de la línea de galletas saladas de la Empresa de Pastas y Caramelos de Santiago de Cuba, paralizada por casi una década.
''La línea detuvo sus operaciones hace nueve años por el envejecimiento tecnológico de sus máquinas, roturas y problemas con la materia prima'', explica el periódico en primera plana, y agrega que los trabajadores y entidades estatales se esforzaron en los últimos meses para "rescatar esa producción''.
El vicepresidente del Consejo de Ministros y titular de Economía y Planificación, Marino Murillo, presidió el pasado fin de semana un acto en la ciudad oriental de Santiago con el que se reabrió oficialmente esa línea de producción de galletas saladas.
Según Granma, en esa misma población se "rescató'' recientemente una fábrica de pasteles "que estuvo cerrada durante 23 años''.
Para reabrir otras industrias abandonadas, la mayoría con vetusta maquinaria de la era soviética, el Gobierno que preside el general Raúl Castro ha recurrido a inversiones extranjeras en algunas áreas, informaron a Efe fuentes empresariales.
Cuba padece una falta de liquidez por las pérdidas que causaron tres huracanes en 2008, la crisis internacional, el bloqueo comercial y financiero estadounidense, la caída de las exportaciones, el aumento del costo de las importaciones y la ineficacia de su sistema productivo, entre otros factores.
VAMOS CAMINO HACIA LA CUBA SIMPLE, "A LA CUBA DE LOS CUBANOS".
Los vendedores ambulantes de mi niñez CUBANA
Continuando con el tema de los personajes y las cosas de Santiago.
Por las calles de Santiago deambulaban día y noche vendedores que surtían al pueblo de todo tipo de mercancías y alegraban el aire con la melodía de sus pregones. He aquí algunos de los que puedo recordar de los años 40 y 50.
El carbonero. Recuerdo el carretón del carbonero que recorría el pueblo y la mula que iba parando en cada casa que les compraba cinco o diez centavos de carbón, pues ya sabía bien quién era cliente y quién no. A veces Mima nos decía, "Dile que te echen un poco de cisco" (la boronilla del carbón desmenuzado, que se colocaba sobre periódicos y debajo de los carbones antes de rociarlos con alcohol para empezar el fuego con más rapidez). El sabor de los bistecs en la parrilla era exquisito, más nunca he sentido el olor cuando se estaban cocinando y el humito cuando caía en el fuego el jugo de la carne, adobada con limón o naranja agria, sal y ajo.
El galletero. Recuerdo tarde en la noche que nos sentábamos en el quicio de la puerta y en el silencio oíamos, "¡GÁ - lle - te - RÓ!" Éste era un señor bajito él, llamado Blanco y precisamente se vestía de blanco y con 2 latas iba por el pueblo vendiendo galletas de sal, calientes y riquísimas.
El tamalero. Estos señores vendían tamales hechos en casa y los traían en latas de fondo falso y carbón debajo que los mantenían calientes. El pregón era "¡Pican y no pican los tamales! ¡Tamalero!" Los que llevaban picante eran los "que pican," y los que no picaban eran igual de ricos.
El lechero. Los lecheros tenían fincas y venían al pueblo temprano en la mañana con sus caballos con las alforjas llenas de litros de leche. Ellos no pregonaban, pues servían una clientela fija. Esa leche, salvo algunos que le añadían agua para aumentarla y eso era un chiste en el pueblo, regularmente era una leche pura de la que se hacía mantequilla en la casa. También los lecheros hacían el queso blanco, que lo traían envuelto en hojas de plátano, también exquisito y fresquito acabado de hacer. Yo recuerdo el queso que hacía Ismael y después Armando Encinosa, los dos fallecidos. Ellos tenían su finca pero vivían en el pueblo frente a mi casa, unas personas muy queridas por todos y especialmente por nosotros, pues prácticamente nos críamos con ellos.
"Comida de bobos". También venía al pueblo el guajiro con los racimos de mamoncillos que a nosotros nos encantaban. Pipo le llamaba comida de bobos, porque es más semilla que nada, pero aún así para los muchachos era algo especial.
El botellero. Éste era un señor que cambiaba globos por botellas y ese era su pregón: "¡Cambio globos por botellas!" Cada vez que lo oíamos empezábamos a buscar cualquier pomo o botella para que nos diera globos.El amolador de tijeras. Este señor era bajito y llevaba siempre una boina (dicen que era italiano). Él se anunciaba con una armónica y afilaba tijeras, cuchillos, machetes, y demás. Novela a domicilio. Yo recuerdo un señor que traía a la casa una vez a la semana una novela que era una serie que desde luego cada semana terminaba en un momento de drama o suspenso; creo que valía cinco centavos la hojita, y Mima me las daba para que yo se las leyera. Eran tremendos dramas con mucho llanto y niños perdidos y mujeres abandonadas y tal, ya podrán imaginar."¡Estiro bastidores!" Así era precisamente el pregón, pues las camas tenían unos bastidores de alambre que con el tiempo se estiraban y le parecía a uno que estaba en una hamaca, pues se hundían en el medio.
El limosnero. No sé si muchas personas recuerden un señor que venía pidiendo limosna con una Virgen de las Mercedes. Él era un señor de color muy alto y vestido todo de blanco. Era mudo (o eso decía la gente) y tocaba una campanita. Cuando yo era chiquita y oía la campanita me escondía pues le tenía miedo y él, el pobre, se paraba delante de cada casa y sonaba la campanita y yo dentro de la casa con el corazón saliéndoseme, pues me parecía que aún con la puerta cerrada iba a entrar.
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