domingo, 7 de marzo de 2010

Orlando Zapata Tamayo, la mecha de la dinamita.



El disidente que el régimen dejó morir
El castrismo desacredita a Orlando Zapata Tamayo, fallecido el 23 de febrero, después de 85 días de huelga de hambre. Sus compañeros de lucha recuerdan su humildad, destacan su coraje y aseguran que su muerte potenciará al movimiento opositor
A ntes de convertirse en mártir y símbolo de la disidencia cubana, Orlando Zapata Tamayo era un opositor desconocido, callado y con poco peso específico. Nunca destacó ni tuvo afanes de protagonismo. Quizás por ello el 20 de marzo de 2003, día en que fue detenido en La Habana junto con Marta Beatriz Roque y otros cuatro disidentes, el Gobierno lo excluyó del grupo de los 75 a los que enjuiciaría después por "conspirar" con Estados Unidos. Mientras los demás fueron condenados de inmediato a penas de prisión de hasta 28 años de cárcel, Zapata, un humilde albañil negro que entonces tenía 35 años de edad, quedó fuera del escarmiento. Su juicio no fue sumarísimo. Se realizó meses después y fue sancionado a 3 años de privación de libertad por desobediencia y desacato. Orlando Zapata no llegó a ser el número 76 de aquel grupo selecto de disidentes, pero al final se convirtió en el primero de la lista debido a una huelga de hambre de 85 días que lo dejó en el camino -murió el pasado 23 de febrero- y que ha movilizado como nunca antes al movimiento opositor cubano. Activistas de la vieja guardia como Óscar Espinosa Chepe, uno de los 75 condenados aquella primavera de 2003, asegura que su muerte ha provocado una conmoción sin precedentes en las filas de la disidencia. "En los últimos 50 años no sucedía nada así", afirma este economista de 70 años de edad, condenado a 20 de prisión en aquellos procesos y luego puesto en libertad con una "licencia extrapenal" por motivos de salud. "Era un hombre muy humilde, no quería hablar ni aparecer en las fotos. Fue el régimen el que lo convirtió en líder y en mártir con su intolerancia", dice Chepe. A su entender, la muerte de Orlando Zapata marca un antes y un después en su país, y no sólo para la disidencia, también para el Gobierno. De modo similar piensan todos los opositores consultados para este reportaje, de tendencias distintas: el criterio general hoy es que lo que hoy se conoce como el "caso Zapata" ha fomentado la unidad y servido de acicate al movimiento opositor, mientras que para el Gobierno, en términos de imagen, el resultado es demoledor. En los últimos días, media docena de presos políticos y un periodista disidente se han declarado en huelga de hambre en la isla, además de varios más en ayuno, para protestar por la muerte de Orlando Zapata. También exigen la liberación de todos los prisioneros políticos, que según datos de la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional son alrededor de 200, de ellos 65 considerados por Amnistía Internacional como prisioneros de conciencia.
"¿Zapata? ¿Qué Zapata...?"
La censura del régimen cubano y el férreo control sobre Internet impiden que la mayoría de la población conozca las acciones de miles de disidentes
MAURICIO VICENT - La Habana - 07/03/2010
El Paios - Madrid
Fariñas, 12 días en huelga de hambre

Otra cosa es el descontento. Nunca se había criticado tanto al Gobierno
La pregunta de Yairis González, una estudiante habanera de 20 años, puede chocar a los que viven fuera de la isla, pero refleja lo que sucede en Cuba.
Mañana se cumplen dos semanas de la muerte del preso de conciencia Orlando Zapata. Hasta la televisión oficial ha dado su versión de la huelga de hambre de 85 días que costó la vida al opositor -un simple "delincuente común", según el Gobierno-. Sin embargo, Yairis y muchos de sus compatriotas siguen totalmente ajenos al escándalo internacional, centrados en sus numerosos problemas cotidianos.
Ya se sabe que los medios de prensa en Cuba están controlados por el Estado y que el acceso a Internet es limitado. Bien por falta de información o por desconfianza, o porque hay otras prioridades y la vida es ya bastante dura, la mayoría de los cubanos sabe poco o nada de disidencia.
Además, está la propaganda oficial, que lleva medio siglo acusando a todos los opositores de estar vinculados de uno u otro modo al Gobierno de EE UU, y eso cala.
Por la razón que sea, cuando uno pregunta en la calle por Oswaldo Payá, Elizardo Sánchez, Héctor Palacios o cualquiera de los opositores de la vieja guardia, casi nadie los conoce. Igual ocurre con la bloguera Yoani Sánchez, y con las Damas de Blanco y con los 200 presos políticos que cumplen condenas en las cárceles, según datos de la oposición.
La muerte de Zapata ha conmocionado como nunca antes al movimiento disidente. Pero no ha representado un cambio sustancial en la situación antes descrita: la mayoría de los cubanos está lejos de la acera opositora. Otra cosa es el descontento popular. Nunca como ahora se ha criticado tanto al Gobierno en la calle por la desastrosa situación económica y por la nula voluntad oficial de promover unos cambios que la sociedad demanda a gritos.
"Sin duda, éste es el principal partido de oposición", asegura Elizardo Sánchez, presidente de la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CDHRN). Sánchez es uno de los disidentes más veteranos, con casi 25 años de militancia. Cuando él comenzó, recuerda, "toda la disidencia se podía contar con los dedos de las dos manos". Hoy, el panorama es muy distinto. Da dos datos: "Hace 10 días la policía tuvo que detener a más de 110 opositores para evitar un homenaje a Orlando Zapata durante su funeral en Banes". En segundo lugar señala que "en 2002 el Proyecto Varela, de Payá, logró reunir 25.000 firmas para pedir un referéndum".
Sánchez calcula que hoy los activistas del movimiento opositor son "entre 5.000 y 8.000 en todo el país", aparte de simpatizantes. El número de organizaciones es difícil de calcular, quizás un centenar, quizás dos, en su mayoría pequeñas y divididas, que representan todas las tendencias políticas.
El Movimiento Cristiano Liberación, de Oswaldo Payá, y la Unión Liberal, de Héctor Palacios, son los grupos más numerosos. A este último pertenece Guillermo Fariñas, el opositor que se encuentra en huelga de hambre en Santa Clara para reclamar la libertad de 26 prisioneros políticos enfermos. Hay también históricos de línea dura, como Marta Beatriz Roque o Vladimiro Roca, y socialdemócratas moderados, como Manuel Cuesta Morúa, fundador del Arco Progresista, y Eloy Gutiérrez Menoyo, líder de Cambio Cubano.
Junto a la disidencia tradicional y grupos de derechos humanos como la CDHRN, en 2003 surgió el movimiento de las Damas de Blanco, integrado por las esposas, mujeres y familiares de los 75 disidentes encarcelados en la primavera de ese año. Ellas, junto a los presos políticos, han sido quienes más solidaridad internacional han logrado.
Hace un par de años apareció en escena la blogostroika o ciberdisidencia, revolucionando el panorama opositor. Su líder indiscutible es Yoani Sánchez. A esta radiografía hay que agregar un collage de periodistas disidentes, rockeros y raperos alternativos, académicos de izquierda y paracaidistas circunstanciales.
Según el economista Óscar Espinosa Chepe, miembro del Grupo de los 75, lo evidente es que "la realidad es cada vez más opositora". "Lo que más pesa hoy es el gran descontento popular", dice. Cuenta que hace unas pocas semanas asistió a un espectáculo humorístico en el teatro Carlos Marx: "Los jóvenes aplaudían a rabiar cada chiste crítico". Del mismo modo, piensa, el malestar es cada vez mayor dentro del Partido Comunista y también hay sectores críticos en las alturas.
Coincide con él Elizardo Sánchez, aunque llama a poner los pies en la tierra: "La situación de la disidencia en Cuba se asemeja a la de un estadio de fútbol: en las gradas está el pueblo mirando lo que sucede. Abajo estamos unos cuantos opositores y el Gobierno, que nos persigue".

1 comentario:

  1. Video sobre Zapata que desmiente al régimen cubano
    Ver aquí: http://www.youtube.com/watch?v=Cu8hv2ZQJQw

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