Protagonistas
Valerie Jarrett, el arma secreta de Barack Obama
Es la confidente perfecta y la persona a quien más escucha cuando tiene que resolver asuntos delicados. Abogada de talento, fue una empresaria exitosa, y comparte con los Obama la cercanía con las culturas exóticas.
Es la confidente perfecta y la persona a quien más escucha cuando tiene que resolver asuntos delicados. Abogada de talento, fue una empresaria exitosa, y comparte con los Obama la cercanía con las culturas exóticas.
Washington.- Muchos están convencidos de que es la mujer más poderosa de la Casa Blanca, en un estadio difícil de dirimir con la primera dama, Michelle Obama.
Pero, a la hora de informar sobre Valerie Jarrett, la página web de la sede del gobierno norteamericano es más bien exigua. Hay allí una biografía de apenas quince líneas referidas a su pasado como abogada de talento, empresaria de éxito y mujer bien conectada en el mundo de las decisiones. Y poco sobre la extensa frontera de su papel como asesora principal del presidente Barack Obama, además de asistente en asuntos intergubernamentales y públicos. Y, en los hechos, su cable a tierra.
"Yo conozco su forma de pensar", dice de Obama esta mujer de 53 años apenas cumplidos, pequeña, compacta, negra y con un misterioso aire de sofisticación. Un enigma que mantiene en la mirada: es difícil leer en ella algo más de lo que dicen sus palabras. Es, en eso, la confidente perfecta. Nunca dice públicamente una palabra en contra de su jefe, al que llama "presidente" cuando está en el ala oeste, la del despacho oval, y "Barack" sólo cuando llega al ala este, la de la residencia familiar.
Se habla de ella como "la otra mitad del cerebro de Obama", la "Obama femenina", "el arma secreta del presidente", "la roca de la Casa Blanca". Fue la jefa de Michelle Obama en la alcaldía de Chicago y hoy, la amiga más cercana del matrimonio presidencial, al que conoce hace veinte años.
"No tomo ninguna decisión importante sin preguntarle primero", ha dicho el presidente. El otro arte de Valerie Jarrett es, precisamente, que sus huellas no se detectan con facilidad en esas decisiones.
Un ejemplo. Jaqueado por el desempleo, Obama acaba de actuar como anfitrión de una inédita "cumbre" en la Casa Blanca para la creación de puestos de trabajo, en la que participaron más de cien empresarios de primera línea. Detrás de todo eso estaba Jarrett, una suerte de "curadora" del estilo Obama. "La crisis es demasiado grande como para dejar pasar el tiempo y no actuar. El sector público y el privado pueden trabajar juntos", dijo Jarrett, al poner pecho a las balas que llovieron contra la idea. El presidente se sintió cómodo y dio la orden de ir adelante.
Cuando le preguntan sobre su consejera, suele responder: "Valerie combina la lealtad de alguien de la misma familia con la sabiduría de un buen consejero". A tal extremo que -ha dicho el presidente- "puede hablar por mí, aun en asuntos delicados".
"Ella es de las cuatro o cinco personas que se van últimas del despacho oval", describió Anita Dunn, la saliente jefa de prensa de la Casa Blanca. El círculo suele cerrarse con David Axelrod, el artífice de la estrategia de campaña, y Rahm Emanuel, el jefe de gabinete. "Pero si hay una consejera, ésa es Valerie", sumó John Podestá, ex jefe de gabinete con Bill Clinton.
Dicen que ella es buena conexión entre el presidente y el mundo exterior. La que arregla citas con empresarios. La que dice con quién hay que hablar a la hora de armar una agenda, sobre todo, en cuestiones económicas. Tiene, para ello, un entrenamiento único: nadie más que ella, dentro del "círculo íntimo", tuvo la experiencia de manejar una firma multimillonaria -la inmobiliaria Habitat, de Chicago- antes de sumarse al proyecto del presidente. Sabe cómo es el mundo grande de los negocios. Tiene conexión directa; no es que el presidente necesite de ella para abrir una puerta. Pero sí para saber cuál es la puerta.
En el pasado, estuvo en los momentos decisivos de la vida política del presidente. Y fue clave para reunir fondos en la campaña. "Tenemos un problema con el dinero, confío en ti para solucionarlo", recordó alguna vez que le dijo Obama en aquel momento. Era en 2004, cuando el entonces senador provincial quiso saltar al Senado nacional como representante por Illinois. Llegó al cargo en 2005 y renunció tres años después, tras ganar las elecciones presidenciales en noviembre de 2008. Antes de eso, en 2006, compartió con el otro consejero del presidente, David Axelrod, la decisión de lanzarse a la carrera presidencial. Algo en común
Jarret conoció a Barack Obama en Chicago, en 1991. Fue cuando su entonces novia, Michelle, la invitó a compartir una cena. Los tres sintonizaron, ayudados por la coincidencia de haber pasado por experiencias similares, en particular, la cuestión de la raza y también sus vínculos con culturas exóticas, Africa en el caso del presidente y Asia en el de Jarret. Pero además de esta vivencia de raza, comparten la idea de que coexisten en la psiquis afroamericana rasgos de conciencia y ambición, de activismo y acomodamiento.
Los tres tenían ya sólida formación académica. Jarret compartía con Michelle el riesgoso salto del lucrativo sector privado a la vida política, que ellos llaman "el servicio público".
Y con Obama, el entonces graduado de Harvard, coincidían en el recuerdo de una niñez inusual para un chico norteamericano: ella nació en Irán, él en Honolulú. Jarrett llegó al mundo en la ciudad iraní de Shiraz, donde su padre, un reconocido genetista, dirigió un hospital durante cinco años. "Fue el primer negro que usaba la puerta principal del hospital", recordó. Vivió luego un año en Londres y, después, en la casa familiar de Chicago.
"Teníamos el mismo recorrido", explicó alguna vez Michelle. La conexión fue total. Apenas un año después de haberse conocido, el entonces joven Barack confió en ella para que revisara el borrador de Sueños de mi padre , su primer libro autobiográfico.
Semejante lugar de privilegio es también una vidriera riesgosa, por supuesto. Y Jarrett sabe que pertenecer al "círculo" del Presidente también trae problemas. En estos días, recibe críticas de quienes la acusan de haber "protegido" a su amiga y vecina Desirée Rogers, la empleada del área de actividades sociales dentro de la Casa Blanca, responsable de haber dejado entrar al extravagante matrimonio que se "coló" en una cena de Estado y llegó a saludar a Obama.
"Usted está protegiendo a Rogers", se le reprochó a Jarrett, quien sostuvo que la glamorosa responsable de actos sociales de la Casa Blanca no tenía por qué dar explicaciones al Congreso sobre lo ocurrido. "Rogers es amiga mía, es verdad. Pero si el presidente confía en sus asistentes personales, estos no tienen por qué explicar nada en el Congreso", dijo.
No todos quedaron convencidos. Inteligencia amiga
El estudio y el trabajo han significado y significa mucho en su vida. De chica aprendió francés y persa. Tiene estudios de psicología, pero se graduó en derecho y obtuvo un doctorado en la Universidad de Michigan.
Estuvo casada solo cuatro años y lleva 21 divorciada, desde 1988. No le gusta que le pregunten por su vida privada y menos, por qué no ha vuelto a casarse. "¿Otra vez con eso?", dijo alguna vez. Tiene una hija, Laura, de 23 años, que estudia derecho en Harvard.
En su última declaración, antes de incorporarse a la Casa Blanca, declaró ingresos anuales cercanos al millón y medio de dólares. Desde hace muchos años es una "número uno", pero ahora cumple a la perfección su lugar más discreto al lado de "el número uno", el presidente.
"Es el hombre más inteligente que he conocido. Y en mi vida he conocido muchos hombres inteligentes", declaró alguna vez.
Tan inteligente parece ser Obama que hasta acepta el contrapunto con esta otra inteligencia amiga. Martin Nesbit, un empresario de Chicago que compite con Jarrett en cercanía a los Obama, compartió una reflexión que revela hasta qué punto Jarret y Obama se tienen confianza: al presidente y a la primera dama les importa mucho la autenticidad -explicó- y Valerie es la única que puede acercarse a él después de escuchar sus argumentos y decirle algo como: "Sí, pero ¿sabes qué? Ese no eres tú. Tú no dirías eso. Alguien más está diciendo eso. Barack Obama no".
Quién es
Nombre y apellido: Valerie Jarrett Edad: 53 años Doctora en derecho: Se graduó en derecho y obtuvo un doctorado en la Universidad de Michigan. Estuvo casada cuatro años y lleva divorciada 21. Tiene una hija de 23, que estudia derecho en Harvard. Amiga de los Obama: Fue la jefa de Michelle Obama en la alcaldía de Chicago. Conoció al actual presidente en 1991, cuando compartió una cena con la pareja, por entonces novios. Hoy es amiga de ambos.
Pero, a la hora de informar sobre Valerie Jarrett, la página web de la sede del gobierno norteamericano es más bien exigua. Hay allí una biografía de apenas quince líneas referidas a su pasado como abogada de talento, empresaria de éxito y mujer bien conectada en el mundo de las decisiones. Y poco sobre la extensa frontera de su papel como asesora principal del presidente Barack Obama, además de asistente en asuntos intergubernamentales y públicos. Y, en los hechos, su cable a tierra.
"Yo conozco su forma de pensar", dice de Obama esta mujer de 53 años apenas cumplidos, pequeña, compacta, negra y con un misterioso aire de sofisticación. Un enigma que mantiene en la mirada: es difícil leer en ella algo más de lo que dicen sus palabras. Es, en eso, la confidente perfecta. Nunca dice públicamente una palabra en contra de su jefe, al que llama "presidente" cuando está en el ala oeste, la del despacho oval, y "Barack" sólo cuando llega al ala este, la de la residencia familiar.
Se habla de ella como "la otra mitad del cerebro de Obama", la "Obama femenina", "el arma secreta del presidente", "la roca de la Casa Blanca". Fue la jefa de Michelle Obama en la alcaldía de Chicago y hoy, la amiga más cercana del matrimonio presidencial, al que conoce hace veinte años.
"No tomo ninguna decisión importante sin preguntarle primero", ha dicho el presidente. El otro arte de Valerie Jarrett es, precisamente, que sus huellas no se detectan con facilidad en esas decisiones.
Un ejemplo. Jaqueado por el desempleo, Obama acaba de actuar como anfitrión de una inédita "cumbre" en la Casa Blanca para la creación de puestos de trabajo, en la que participaron más de cien empresarios de primera línea. Detrás de todo eso estaba Jarrett, una suerte de "curadora" del estilo Obama. "La crisis es demasiado grande como para dejar pasar el tiempo y no actuar. El sector público y el privado pueden trabajar juntos", dijo Jarrett, al poner pecho a las balas que llovieron contra la idea. El presidente se sintió cómodo y dio la orden de ir adelante.
Cuando le preguntan sobre su consejera, suele responder: "Valerie combina la lealtad de alguien de la misma familia con la sabiduría de un buen consejero". A tal extremo que -ha dicho el presidente- "puede hablar por mí, aun en asuntos delicados".
"Ella es de las cuatro o cinco personas que se van últimas del despacho oval", describió Anita Dunn, la saliente jefa de prensa de la Casa Blanca. El círculo suele cerrarse con David Axelrod, el artífice de la estrategia de campaña, y Rahm Emanuel, el jefe de gabinete. "Pero si hay una consejera, ésa es Valerie", sumó John Podestá, ex jefe de gabinete con Bill Clinton.
Dicen que ella es buena conexión entre el presidente y el mundo exterior. La que arregla citas con empresarios. La que dice con quién hay que hablar a la hora de armar una agenda, sobre todo, en cuestiones económicas. Tiene, para ello, un entrenamiento único: nadie más que ella, dentro del "círculo íntimo", tuvo la experiencia de manejar una firma multimillonaria -la inmobiliaria Habitat, de Chicago- antes de sumarse al proyecto del presidente. Sabe cómo es el mundo grande de los negocios. Tiene conexión directa; no es que el presidente necesite de ella para abrir una puerta. Pero sí para saber cuál es la puerta.
En el pasado, estuvo en los momentos decisivos de la vida política del presidente. Y fue clave para reunir fondos en la campaña. "Tenemos un problema con el dinero, confío en ti para solucionarlo", recordó alguna vez que le dijo Obama en aquel momento. Era en 2004, cuando el entonces senador provincial quiso saltar al Senado nacional como representante por Illinois. Llegó al cargo en 2005 y renunció tres años después, tras ganar las elecciones presidenciales en noviembre de 2008. Antes de eso, en 2006, compartió con el otro consejero del presidente, David Axelrod, la decisión de lanzarse a la carrera presidencial. Algo en común
Jarret conoció a Barack Obama en Chicago, en 1991. Fue cuando su entonces novia, Michelle, la invitó a compartir una cena. Los tres sintonizaron, ayudados por la coincidencia de haber pasado por experiencias similares, en particular, la cuestión de la raza y también sus vínculos con culturas exóticas, Africa en el caso del presidente y Asia en el de Jarret. Pero además de esta vivencia de raza, comparten la idea de que coexisten en la psiquis afroamericana rasgos de conciencia y ambición, de activismo y acomodamiento.
Los tres tenían ya sólida formación académica. Jarret compartía con Michelle el riesgoso salto del lucrativo sector privado a la vida política, que ellos llaman "el servicio público".
Y con Obama, el entonces graduado de Harvard, coincidían en el recuerdo de una niñez inusual para un chico norteamericano: ella nació en Irán, él en Honolulú. Jarrett llegó al mundo en la ciudad iraní de Shiraz, donde su padre, un reconocido genetista, dirigió un hospital durante cinco años. "Fue el primer negro que usaba la puerta principal del hospital", recordó. Vivió luego un año en Londres y, después, en la casa familiar de Chicago.
"Teníamos el mismo recorrido", explicó alguna vez Michelle. La conexión fue total. Apenas un año después de haberse conocido, el entonces joven Barack confió en ella para que revisara el borrador de Sueños de mi padre , su primer libro autobiográfico.
Semejante lugar de privilegio es también una vidriera riesgosa, por supuesto. Y Jarrett sabe que pertenecer al "círculo" del Presidente también trae problemas. En estos días, recibe críticas de quienes la acusan de haber "protegido" a su amiga y vecina Desirée Rogers, la empleada del área de actividades sociales dentro de la Casa Blanca, responsable de haber dejado entrar al extravagante matrimonio que se "coló" en una cena de Estado y llegó a saludar a Obama.
"Usted está protegiendo a Rogers", se le reprochó a Jarrett, quien sostuvo que la glamorosa responsable de actos sociales de la Casa Blanca no tenía por qué dar explicaciones al Congreso sobre lo ocurrido. "Rogers es amiga mía, es verdad. Pero si el presidente confía en sus asistentes personales, estos no tienen por qué explicar nada en el Congreso", dijo.
No todos quedaron convencidos. Inteligencia amiga
El estudio y el trabajo han significado y significa mucho en su vida. De chica aprendió francés y persa. Tiene estudios de psicología, pero se graduó en derecho y obtuvo un doctorado en la Universidad de Michigan.
Estuvo casada solo cuatro años y lleva 21 divorciada, desde 1988. No le gusta que le pregunten por su vida privada y menos, por qué no ha vuelto a casarse. "¿Otra vez con eso?", dijo alguna vez. Tiene una hija, Laura, de 23 años, que estudia derecho en Harvard.
En su última declaración, antes de incorporarse a la Casa Blanca, declaró ingresos anuales cercanos al millón y medio de dólares. Desde hace muchos años es una "número uno", pero ahora cumple a la perfección su lugar más discreto al lado de "el número uno", el presidente.
"Es el hombre más inteligente que he conocido. Y en mi vida he conocido muchos hombres inteligentes", declaró alguna vez.
Tan inteligente parece ser Obama que hasta acepta el contrapunto con esta otra inteligencia amiga. Martin Nesbit, un empresario de Chicago que compite con Jarrett en cercanía a los Obama, compartió una reflexión que revela hasta qué punto Jarret y Obama se tienen confianza: al presidente y a la primera dama les importa mucho la autenticidad -explicó- y Valerie es la única que puede acercarse a él después de escuchar sus argumentos y decirle algo como: "Sí, pero ¿sabes qué? Ese no eres tú. Tú no dirías eso. Alguien más está diciendo eso. Barack Obama no".
Quién es
Nombre y apellido: Valerie Jarrett Edad: 53 años Doctora en derecho: Se graduó en derecho y obtuvo un doctorado en la Universidad de Michigan. Estuvo casada cuatro años y lleva divorciada 21. Tiene una hija de 23, que estudia derecho en Harvard. Amiga de los Obama: Fue la jefa de Michelle Obama en la alcaldía de Chicago. Conoció al actual presidente en 1991, cuando compartió una cena con la pareja, por entonces novios. Hoy es amiga de ambos.
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