sábado, 29 de agosto de 2009

EN CUBA: DELINCUENTES SOMOS TODOS


Somos todos

En la sociedad comunista "somos todos delincuentes". La excusa comun, es "resolver".

Por: Fernando Ravsberg, BBC Habana.

Nota* Miren ustedes como hasta los extranjeros que residen en la isla tienen que resolver en la bolsa negra. Este articulo es la confesion de un crimen castigado por la ley cubana. Pero por lo menos en este caso, el periodista es un apologista del regimen comunista y se le permiten estos "pecadillos". Por supuesto este sistema de compra/venta en la bolsa negra llena los bolsillos de los "mayimbes oficiales" quienes lo permiten funcionar, para seguir apretando los vacios bolsillos del pueblo cubano.

PLP

Por estos días me vi metido en la tarea de buscar un uniforme escolar para mi ahijada, la cual tenía dificultades para encontrar su talla. El problema es que María Fernanda, a sus 7 años, es algo pequeñita a pesar de tener un espíritu gigantesco.
Nuestro largo periplo nos llevó incluso hasta el mercado negro. Una buena amiga, con niños en edad escolar, me presentó a un señor y éste me ofreció todos los uniformes escolares que quisiera, aclarando que los vende sólo al por mayor.
Por supuesto que este especulador no se abastece de los tenderos que se roban uno o dos uniformes. Para poder ofrecer la mercancía por docenas tiene que tener un alto contacto en las empresas que los fabrican o distribuyen.
Caigo en esto porque, como he podido observar, el grueso de las mercancías que están en venta en el mercado negro son extraídas en grandes cantidades de los centros productivos y esto sólo puede hacerse con la complicidad de los directivos.
Uno de los camioneros que se roban contenedores del puerto me explicaba que ellos no corren casi ningún riesgo porque sacan la carga "con todos los papeles en regla", es decir con las firmas y los sellos que solamente puede poner la administración.
En una empresa de alimentos que conozco reforzaron los controles en la puerta para evitar que los obreros roben. Sin embargo, acaban de "perderse" 100 Kg. de productos cárnicos, una cantidad que difícilmente podría llevarse un trabajador de a pie.
Si se observan las casas de los gerentes cubanos, sus automóviles, los electrodomésticos, las ropas de sus esposas, los juguetes de sus hijos y los lugares donde vacacionan, se podrá comprobar el "milagro" que realizan con los US$30 que ganan al mes.
Pero sería injusto decir que son los únicos que meten las manos en la propiedad estatal. Los trabajadores comunes también requisan lo suyo, claro que en menor cantidad, lo justo para "resolver", palabra con la que popularmente describen la acción.
Todos se llevan algo para completar unos salarios porque estos son totalmente insuficientes para vivir. Los tabaqueros esconden habanos, los bodegueros arroz y frijoles y los obreros de la fábrica de pintura venden cubetas.
En muchas empresas contrataron guardias de seguridad para evitar los hurtos. Paradójicamente, su presencia aumenta las pérdidas porque ahora los trabajadores tienen que robar lo propio y lo que le dejan al guardia para que éste "no vea nada".
Una antigua trabajadora del hospital Ameijeiras me cuenta que "cuando nosotros sacábamos las cajas de pollo, teníamos que dejarles 3 postas a los guardias y US$100 por cada caja de azulejos. Ese era el pago para que no nos revisaran a la salida".
El campesino privado, Alejandro Robaina, le explicó al máximo dirigente sindical de Cuba que no se puede poner hombres a cuidar el tabaco en las noches por US$15 al mes. Si no se les paga bien serán los mismos guardias quienes robarán las hojas, concluía el tabaquero.
Sin embargo, los gerentes y los obreros tampoco son los únicos que forman parte del mercado negro. Igual que en el caso de las drogas, no existiría tráfico si no hubiera consumo, es decir personas dispuestas a comprar las mercancías.
Ahí entramos los demás, los que nos limitamos a abrir la puerta de nuestra casa a los vendedores para comprarles queso, carne de res, jamón, salsa de tomate o aceite. Hay de todo, en una ocasión me ofrecieron hasta un cocodrilo vivo.
Incluso los más puros necesitan de este comercio. Un buen amigo, antiguo escolta de Fidel se escandalizó cuando descubrió, después de jubilarse, que su mujer compraba en el mercado negro. La respuesta de ella fue contundente: "¿de dónde crees que has comido todos estos años?".
Una de las razones por la que la gente cae en esta ilegalidad es la combinación de bajos salarios y altos precios. El gobierno le aplica un impuesto del 240% a todo lo que oferta en divisas. Un litro de aceite de soya llega así a costar casi US$3.
Los vendedores callejeros ofrecen mejores precios, alrededor de un 30% menos de lo que cuesta en las tiendas del gobierno. Y para muchos cubanos de bajos recursos ese porcentaje es el que les da la posibilidad de acceder a algunos artículos básicos.
La otra razón por la cual muchos acuden al mercado negro es la escasez. Aunque pueda parecer muy loco, algunos de los productos que faltan en las tiendas de alimentos o de las medicinas que no hay en las farmacias se encuentran en las calles.
Con el uniforme de María Fernanda fue al revés, yo pagué en la tienda US$0,12 mientras que en la calle me pedían US$ 4. La venta al por mayor de estas prendas me escandalizó pero, tras pensar un poco, comprendí que al fin y al cabo, el mercado negro somos todos.

http://www.elnuevoherald.com/490

Fisuras en el embargo
Productos de EEUU se venden caro en Cuba
El Centro Comercial Plaza Carlos III del centro de La Habana, de tres pisos, es una muestra de artículos que infringen las leyes del embargo. Hay gorras de pelotero Wilson, accesorios de iluminación Westinghouse, exprimidoras Proctor-Silex y hornos de microondas General Electric.

Gobierno analiza entregar negocios minoristas a empleados
El gobierno de Cuba está considerando aliviar su control monopólico sobre las ventas minoristas en un esfuerzo por reducir el mercado negro y los robos masivos, informó el miércoles el diario Financial Times de Londres.
En una nota fechada en La Habana, el periódico indicó que en una reciente reunión a puertas cerradas de contadores gubernamentales se presentó un documento electrónico del Ministerio de Planificación y Economía que abogaba por cooperativas o "pequeños negocios privados''.
Desde los años 60 el gobierno cubano ha mantenido el control absoluto de todo el comercio al detalle en la isla, desde carnicerías hasta bodegas y tiendas de ropa, enseres domésticos, repuestos de automóviles, entre otros muchos.
Pero las ventas se han visto afectadas por varios factores negativos, desde el robo por parte de los empleados --para abastecer el enorme mercado negro-- hasta la ineficiencia y el maltrato a los clientes por parte de empleados que ganan el mismo salario sin importar si el negocio deja ganancias o no.
El gobernante Raúl Castro ha criticado la falta de eficiencia en la economía cubana varias veces desde que reemplazó a su hermano Fidel a principios del año pasado, y en algunas ocasiones ha mencionado la necesidad de "descentralizar'' algunos servicios y sectores productivos.
Este año Cuba atraviesa por su peor crisis económica desde la primera mitad de la década de 1990, después de tres huracanes en el 2008 y en medio de la crisis global. El país sufre de falta de liquidez, las importaciones se han reducido severamente y algunos analistas esperan que la economía se contraiga este año.
Según el Financial Times, la presentación del Ministerio a los contadores del gobierno insistió en que "las empresas socialistas del Estado tienen que ser eficientes y [. . .] lo que necesiten para su desenvolvimiento óptimo tiene que garantizarse''.
Entregar las empresas y tiendas a los empleados sería un incentivo para que los trabajadores dejen de robar y trabajen más eficientemente, según un economista cubano citado en la nota.
El reportaje no ofrece más detalles sobre cómo o cuándo el gobierno cubano podría empezar a cambiar las bases de las propiedades en el sector minorista o cómo esos cambios encajarían en el resto del sistema económico cubano.
Los empleados pueden asumir la dirección de una tienda, por ejemplo, pero no se sabe quién decidiría los precios, a cuáles empleados innecesarios se deben dejar cesantes y cuáles productos comprar para poner en venta. Se supone que el gobierno seguiría controlando el comercio mayorista y todas las importaciones de productos para la venta al público.

Una cerveza clandestina sin pensarlo mucho
LA HABANA
Cada año, cuando llega el verano, los cubanos nos quejamos del calor. Sin ser de los que más se quejan, confieso que al astro Rey en estos meses, sobre todo en julio y agosto, se le fue la mano. Empezó septiembre y la vida sigue igual. Los meteorólogos han informado de que, en comparación con el 2008, la temperatura media ha aumentado un grado y en ocasiones un poco más.
No es de extrañar que para aliviar el calor sofocante la gente haga un alto para tomarse una cerveza a la sombra. Y aunque no lo puedo hacer todos los días, de vez en cuando me tomo una fría.
Mientras disfrutaba de un laguer, un amigo que me acompañaba comentó algo sobre la fábrica clandestina de cervezas que la policía había desactivado en el barrio Husillo, cerca de la antigua y famosa fábrica de cerveza Polar, que hoy es una ruina. Los dueños de la fábrica clandestina llegaron a producir más de 100 cajas diarias, 2,400 cervezas de varias marcas que se distribuían en los locales donde se vende la cerveza en pesos convertibles. Esta no ha sido la primera fábrica clandestina de cerveza que se descubre. Ciudadanos hay que se dedican a estos menesteres a pesar de las duras sanciones.
En Aguila y San Rafael, en pleno corazón de la capital, a mediados del siglo XIX, hubo una fábrica de cerveza cuyo dueño intentó sustituir la cebada europea con el jugo de la caña de azúcar. Cuatro marcas: Polar, Cristal, Tropical y Hatuey dominaron históricamente el mercado cubano en la primera mitad del siglo pasado. Sus dueños también construyeron obras sociales como el famoso estadio La Tropical, donde se celebraron varios mundiales de béisbol amateur. Los dueños de Polar, españoles en su mayoría, optaron por uno de fútbol.
Nuevas marcas han surgido con el paso del tiempo: Mayabe, Tínima, Princesa, Blue Ice y Bucanero, que se han unido a Polar y Tropical, ofreciendo, en medio del calor sofocante, la posibilidad de refrescarnos.
Terminé de tomar la cerveza, con la duda de si era legítima o venía de alguna fábrica clandestina. Al fin y al cabo, la iniciativa privada ha demostrado que es mucho mejor que la estatal.
Por eso, cuando tengas mucho calor, a la hora de tomar una birra, enfermera, velo de novia, laguer, lagarto, fría o como le digas, sólo disfrútala sin preocuparte de su origen.

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