Crisis al compás del tango
La crisis mundial ha frenado la llegada de turistas a Argentina, y eso afecta al negocio del tango.
La crisis financiera internacional y la pandemia de gripe porcina están asestando un impacto doble a la economía Argentina, y una de las industrias que más lo sufre es parte de la esencia misma del país: el tango.
El negocio en torno al tradicional género musical y baile de Buenos Aires ha movido millones de dólares en los últimos años, gracias al boom turístico que vivió la capital argentina.
Según los empresarios del sector, la temporada más exitosa fue la de 2007-2008 cuando se generaron ganancias de unos US$80 millones.
Sin embargo, la debacle económica mundial comenzó poco después a extender su efecto y frenó en seco en la llegada de extranjeros.
A eso se sumó la aparición de la gripe porcina, que limitó aún más los viajes al país.
"En este momento estamos viendo una caída de alrededor del 70% en la cantidad de público que asiste a los shows de tango", dijo Luis Veiga, presidente de la Cámara de Casas de Tango y Música Popular Argentina.
El empresario señaló que la magnitud del problema ha llevado al cierre temporal de algunos locales de tango, aunque advirtió que varios podrían tener que cerrar sus puertas definitivamente si no mejora la situación.
Auge y caída
El auge de los negocios relacionados con el tango surgió tras la caída de la economía argentina a finales de 2001.
La devaluación de la moneda local, el peso, hizo que de pronto Buenos Aires se tornara en un destino barato, lo cual atrajo a millones de turistas de todo el mundo.
Los espectáculos de tango se multiplicaron a partir de la devaluación del peso y la llegada de turistas.
La media docena de casas tradicionales de tango comenzaron entonces a multiplicarse, hasta llegar a más de 25. A eso se sumaron decenas de nuevos espectáculos tangueros.
La tendencia se mantuvo hasta fines de 2008, cuando empezó a sentirse el efecto de la crisis mundial.
La aparición de la gripe porcina significó una segunda estocada, difícil de superar.
"Sobre llovido, mojado", afirma resignado Guillermo Divita, dueño del local BocaTango.
El empresario manifestó que en los últimos tiempos sólo logra llenar un tercio de las mesas para su popular cena-show.
Extranjeros
Según Veiga, el 80% de quienes asisten a las casas de tango son extranjeros.
"Entre septiembre y marzo la mayoría de los visitantes son europeos, y muchos de ellos llegan a Buenos Aires en cruceros internacionales", afirma.
En 2008, más de 130 barcos europeos y estadounidenses hicieron escala en la capital del tango.
Sin embargo, el panorama este año podría ser muy diferente.
"Aún no se sabe cuántos cruceros vendrán, ni cuánta gente traerán, pero las reservas en hoteles han bajado mucho respecto a otros años", señala Veiga.
Otros asiduos visitantes que ya no viajan tanto al país vecino son los brasileños, muchos de los cuales cancelaron sus vacaciones de invierno en Buenos Aires ante el grave aumento de casos de gripe porcina.
Después de Estados Unidos, Argentina es el país con más fatalidades en el mundo como consecuencia de la pandemia.
Soluciones
En nuestros espectáculos tangueros participan como 30 personas, y a veces teníamos más artistas que público
Guillermo Divito, dueño del local BocaTango
Ante la ausencia del público tradicional, algunas casas de tango han buscado diversificar su búsqueda de audiencia.
"Estamos tratando de atraer más gente a los locales, con venta de entradas en la vía pública y precios preferenciales para los argentinos", afirma Guillermo Divita.
El empresario también está abriendo su local sólo cuatro días a la semana en vez de las tradicionales seis.
"Es que en nuestros espectáculos tangueros participan como 30 personas, y a veces teníamos más artistas que público", explica.
Según el presidente de la cámara que agrupa al rubro, cerca del 70% de los costos de estos negocios están dedicados a la contratación de personal, por lo que se hace difícil cortar gastos sin perder empleados.
Sin embargo, los expertos consultados no pierden la esperanza de que, una vez que pase la crisis económica y lo peor del efecto de la gripe porcina, vuelva a haber un renacer del tango en las calles de Buenos Aires.
"Vamos a rezar por eso", asegura Veiga, cruzando los dedos.
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