La apoteosis de Álvaro Uribe
En menos de una década Colombia recuperó la confianza y abatió la violencia
Álvaro Uribe entregará la presidencia de Colombia con 70% de aprobación acuestas
La mayor angustia de Álvaro Uribe es la violencia. Sin ambages, llegó a confesar que haría "lo imposible" porque esa huella tan marcada entre colombianos no se siguiera propagando. En menos de una década, Colombia pasó de ser considerado en muchos escenarios un "Estado fallido" a ser un país que recuperó la confianza. El que ha sido el presidente más popular de la Historia de Colombia entregará la banda este siete de agosto con 70% de aprobación a cuestas; el aval de haber mermado en ocho años de gobierno el poder de las guerrillas y paramilitares; fragmentado el bipartidismo; moralizado a la fuerza pública, y alzado la economía de una nación golpeada por la guerra. El hecho de que hoy, dos candidatos, el ex ministro de Defensa de Uribe, Juan Manuel Santos, del gobernante Partido Social de la Unidad Nacional; y Antanas Mockus, del Partido Verde, se disputen en segunda vuelta mantener ese legado significa que su herencia cambió los caminos de Colombia. Alineado sin disimulos con la derecha, Uribe fue catalizador de la necesidad de acabar con la violencia, y como víctima y testigo de ella sus acciones no se deslindaron de esa ambición. Los primeros pasos Sus dos mandatos, el primero de 2002 a 2006, y este segundo, con su polémica reelección en 2006, gravitó entre escándalos aún sin aclararse y la gloria de conducir al país a una segunda independencia sobre un yugo: el de las FARC, que con seis mil subversivos en sus filas, de los más de 15 mil que mantenía en 2002, se muestran diezmadas. En medio de ese avance, el gobierno de Uribe ha tenido que dedicar gran parte de su tiempo a disipar una marea de acusaciones: corrupción, escándalos de soborno, espionaje, asesinatos extrajudiciales por parte de militares, vínculo de sus aliados con paramilitares que, sin embargo, no han mellado en nada la imagen del Presidente. Uribe dio un toque personalista a su gestión. Creó un contacto directo con el pueblo, razón que explica para muchos el fervor hacia su personalidad y los motivos del porqué ningún escándalo le dañó. A través de sus consejos comunales sabatinos de hasta siete horas, una especie de Aló, Presidente, quiso demostrarles a muchos que él sí tomaba en cuenta las voces de los más humildes, lo que evidenció el tono populista del mandatario, pero al estilo colombiano. Sin recelos, las fuerzas militares, que pasaron de 220.000 hombres a 425.000, propinaron golpes a la cúpula de las FARC, como la captura de Simón Trinidad o las muertes del Negro Acacio y Martín Caballero. Con el asesinato del segundo jefe de las FARC, Raúl Reyes, en un bombardeo a un campamento clandestino en Ecuador, en marzo de 2008, se reveló hasta dónde podía llegar Uribe. Fue a través de la política de Seguridad Democrática con la que el gobernante se propuso erradicar la subversión convirtiendo esa meta en política de Estado, a la vez que impulsaba la inversión extranjera y legitimaba la fuerza pública. El estandarte uribista En los últimos tres años, la economía se expandió 3,1% en el primer trimestre de 2010. Desde 2008 las exportaciones alcanzaron 40 millardos de dólares y la inflación hasta abril de este año era de 2,24%. El Gobierno firmó Tratados de Libre Comercio (TLC) con EEUU -a falta de ser ratificado por el Congreso de ese país-. Acaba de rubricar un TLC con la Unión Europea -también por ratificar-, pero cuenta con uno en Chile, Mercosur y diversos acuerdos con Centroamérica. Bajo el amparo de Washington, de quien Uribe se convirtió en su mayor aliado en la región, se desmovilizaron desde 2003 con la Ley de Justicia y Paz -un instrumento jurídico creado por el uribismo- 35.000 paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y 18.000 rebeldes, 15.000 de ellos de las FARC y el resto del ELN. El secuestro se redujo, según el Ministerio de Defensa, en 97,2% en relación con datos que se manejaban en 2007, e incluso en 2002, cuando eran 1.500 los plagiados, 18 de ellos militares aún en poder de las FARC. A siete semanas de entregar el mando, Uribe dejará a esta guerrilla con escaso margen de negociación con el próximo Gobierno. El rescate de cuatro militares esta semana sigue cerrando esa ranura. Con desmovilizaciones paramilitares, el uribismo entró en una fase oscura, en la medida en que se desmantelaron las relaciones de poder de jefes de las Autodefensas con el estamento político de Colombia, muchos de ellos ligados al uribismo. La "parapolítica" puso en jaque la legitimidad del mandatario. El corolario de ese capítulo fue que de los 268 congresistas escogidos en 2006, 85 son investigados por nexos con paramilitares, 16 están condenados y 12 en juicios. A todo esto habrá que sumar que en la Fiscalía avanza una compleja investigación por el espionaje que desde 2005 inició el servicio secreto, que depende directamente de la Casa de Nariño, contra opositores, magistrados, periodistas y organizaciones no gubernamentales, un hecho que tendrá que conducir el nuevo Presidente. De distintas formas, el gobernante colombiano frenó la expansión de la Revolución Bolivariana de Hugo Chávez sobre su país; denunció la diplomacia de Caracas con las FARC, por lo que la desconfianza y las diferencias ideológicas terminaron por avivar las tensiones, al extremo de que ambos gobiernos mantienen hoy "congeladas" sus relaciones. Bajo una excesiva polarización, en febrero de este año la Corte Constitucional falló en contra de una segunda reelección, imposibilitando al mandatario para ser candidato, lo que fue, a juicio de muchos, el mejor favor a la figura de un político que algunos llaman "el Pacificador" de Colombia. Uribe cambió el ánimo de su país, exorcizó el fantasma de la violencia, y ahora el riesgo es que muchos quieren quedarse. Para otros, su gobierno socavó la institucionalidad plagándola de vicios irreparables. A pesar de la expansión, 19 millones de colombianos (la mitad del país) siguen pobres, pero esto no es razón para negar que entregará una nación más tranquila consigo mismo.
GANA SANTOS, QUE VIVA COLOMBIA.
05:48 PM Bogotá. - El derechista Juan Manuel Santos fue elegido hoy presidente de Colombia para el período 2010-2014 con cifras récords, al sumar 8,7 millones de votos con un 96,77 de las mesas contabilizada, lo que supera los 7,3 millones obtenidos por Álvaro Uribe en 2006. Santos obtuvo la cifra histórica pese a una abstención más alta de la normal, que se prevé en cerca de un 58 por ciento, gracias al crecimiento demográfico y a la baja votación de su rival Antanas Mockus, que suma hasta ahora 3,5 millones de votos, citó DPA. La victoria del candidato del Partido de la Unidad Nacional fue aún más contundente de lo que preveían los expertos, que de todas maneras daban por descontada su victoria. El próximo presidente, que se posesionará el 7 de agosto, ya tiene listo su discurso de victoria, pero está a la espera de que Mockus reconozca públicamente su derrota, un gesto protocolario sin el cual es tradición en Colombia que no haya pronunciamiento del vencedor.
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