Los 'milagros' de la Iglesia Católica en Cuba
Visados a intelectuales, excarcelaciones y traslados de prisioneros políticos y el permiso a las marchas de las Damas de Blanco, algunos de los frutos del acercamiento.
Las cambiantes relaciones con el Gobierno comunista despiertan esperanzas entre religiosos, laicos y observadores. Y coincidencias sobre la urgencia de "un diálogo entre cubanos".
La etapa, inaugurada el 19 de mayo con el encuentro entre la jerarquía católica y el presidente Raúl Castro, fructificó en el permiso para las marchas dominicales de las Damas de Blanco, familiares de los presos políticos -unos 200 según la oposición, ninguno según el Gobierno- y alivió sus condiciones carcelarias. Ariel Sigler fue excarcelado por su estado de salud. Otros 12 prisioneros fueron trasladados a cárceles de sus provincias de residencia.
Cambio de postura
Con ocasión de la pasada X Semana Social Católica hubo otro gesto. Según comentó a EL TIEMPO de Colombia un observador, sólo la "anuencia oficial puede explicar la participación en esa cita de investigadores, académicos y sociólogos no católicos que representan a instituciones y medios oficiales", como los economistas Ómar Everleny y Pavel Vidal, del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana; el director de la revista Temas, Rafael Hernández, y el sociólogo Aurelio Alonso, director de la Revista Casa (de las Américas). En el pasado, varios declinaron la invitación a intervenir en páneles junto a religiosos y laicos.
Además, "es una buena señal la concesión del visado -negado durante 20 años- al reconocido profesor Carmelo Mesa-Lago", agregó la fuente. También de origen cubano y residente en Estados Unidos participó el politólogo y profesor de Harvard Jorge Domínguez y el especialista en relaciones internacionales Arturo López-Levy, de la Universidad de Denver.
También hubo matices, posiciones diferentes, y se apuntaron como obstáculos las "posturas intolerantes" de ambas partes.
Según Rafael Hernández, el camino a la reconciliación está "lleno de peligros" y necesita espacios para "nuevas formas de convivencia entre la Iglesia y los cubanos, tanto aquellos en la isla, como los emigrados".
Alonso consideró "urgente resolver el reto del diálogo dentro de la nación", que necesita "afrontar el diálogo con la emigración" con la perspectiva de que todo sea "distinto de como es hoy".
Sobre los cambios económicos, Vidal urgió a comenzar "lo más pronto posible cambios estructurales", con énfasis en la estimulación de la producción.
López-Levy anticipó que la reforma económica contemplará el acceso de cubanos con "diferentes posiciones políticas" para "cooperar en un proyecto económico de desarrollo del país".
Para monseñor Carlos Manuel de Céspedes, vicario del oeste de La Habana, cierta tensión crítica entre la Iglesia y el Estado es normal, pero no lo es "la tensión venenosa, la que juega con la sospecha y la represión, la que recarga el acíbar y dificulta sobremanera la comunicación".
El obispo auxiliar de La Habana y secretario ejecutivo de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, monseñor Juan de Dios Hernández, destacó como avance "muy positivo" que "nos escuchan, podemos hablar (...) con toda libertad. He sentido, no solamente la escucha, sino que no ha habido resistencia". Además, "ha habido coincidencias. Entonces, yo diría: ¿Por qué eso no puede seguir así, si tanto ellos como nosotros buscamos en esta Casa Cuba, como diría monseñor Carlos Manuel, el bien, lo bueno para toda Cuba, para creyentes y no creyentes, para Cuba que es mucho más?".
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