El verdadero dueño de “El Granma”
La noche del 25 de noviembre de 1956 el bote zarpó de Tuxpan, Veracruz, al norte del Golfo de México, con 82 tripulantes a bordo.
Una tarde de 1955, un joven que dijo llamarse Alejandro entró a un negocio de armas en el centro de la Ciudad de México. Pidió "mecanismos de acción belgas", artefactos que se exhibían en el aparador y que sólo compraban expertos o coleccionistas.
El dueño del negocio, Antonio del Conde, le preguntó tres veces lo que buscaba y al final se convenció que el joven sabía de armas, pero no lo suficiente para usar lo que compraba.
Entendió que necesitaba ayuda y decidió otorgarla.
A partir de ese momento se convirtió en el proveedor de armas para el joven y su grupo, les enseñó a usarlas e incluso cedió un yate que recién había comprado.
La noche del 25 de noviembre de 1956 el bote zarpó de Tuxpan, Veracruz, al norte del Golfo de México, con 82 tripulantes a bordo.
El barco se llamó Granma. El jefe de la expedición era aquel joven que entró al negocio de armas un año antes: Fidel Castro Ruz.
Antonio del Conde viajaría en el yate, pero dos semanas antes de zarpar recibió la orden de quedarse.
"Fidel me dijo que era más útil fuera de Cuba que otro soldado en la Sierra. Ya con el tiempo me di cuenta que me faltaba condición política", cuenta del Conde 54 años después de aquella experiencia.
El Cuate
Hoy, Antonio del Conde tiene 83 años de edad, vive en la ciudad de México y hasta hace poco viajaba con regularidad a Cuba. Dejó de hacerlo cuando Castro enfermó gravemente.
“Fidel me dijo que era más útil fuera de Cuba que otro soldado en la Sierra", el Cuate
Pero durante varios años se mantuvo atento al país donde fue asesor de Ernesto Guevara, El Che, en el Instituto de Reforma Agraria y el Ministerio de Industria.
La noche del 25 de noviembre de 1956 el bote zarpó de Tuxpan, Veracruz, al norte del Golfo de México, con 82 tripulantes a bordo.
Una tarde de 1955, un joven que dijo llamarse Alejandro entró a un negocio de armas en el centro de la Ciudad de México. Pidió "mecanismos de acción belgas", artefactos que se exhibían en el aparador y que sólo compraban expertos o coleccionistas.
El dueño del negocio, Antonio del Conde, le preguntó tres veces lo que buscaba y al final se convenció que el joven sabía de armas, pero no lo suficiente para usar lo que compraba.
Entendió que necesitaba ayuda y decidió otorgarla.
A partir de ese momento se convirtió en el proveedor de armas para el joven y su grupo, les enseñó a usarlas e incluso cedió un yate que recién había comprado.
La noche del 25 de noviembre de 1956 el bote zarpó de Tuxpan, Veracruz, al norte del Golfo de México, con 82 tripulantes a bordo.
El barco se llamó Granma. El jefe de la expedición era aquel joven que entró al negocio de armas un año antes: Fidel Castro Ruz.
Antonio del Conde viajaría en el yate, pero dos semanas antes de zarpar recibió la orden de quedarse.
"Fidel me dijo que era más útil fuera de Cuba que otro soldado en la Sierra. Ya con el tiempo me di cuenta que me faltaba condición política", cuenta del Conde 54 años después de aquella experiencia.
El Cuate
Hoy, Antonio del Conde tiene 83 años de edad, vive en la ciudad de México y hasta hace poco viajaba con regularidad a Cuba. Dejó de hacerlo cuando Castro enfermó gravemente.
“Fidel me dijo que era más útil fuera de Cuba que otro soldado en la Sierra", el Cuate
Pero durante varios años se mantuvo atento al país donde fue asesor de Ernesto Guevara, El Che, en el Instituto de Reforma Agraria y el Ministerio de Industria.
Castro lo bautizó como El Cuate desde los días en que organizaba la expedición en el Granma, que legalmente es de su propiedad, y con ese sobrenombre es como se le conoce en México.
Es aun un abierto defensor del gobierno cubano, aunque reconoce que hay carencias y personas inconformes que deciden emigrar.
Es aun un abierto defensor del gobierno cubano, aunque reconoce que hay carencias y personas inconformes que deciden emigrar.
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